El proyecto, finalizado a principios de mayo de este año, contó con la participación de toda la comunidad, logrando abastecer a 34 familias y dos servicios públicos: la escuela y la posta rural de Nal Alto, beneficiando a más de 1.500 personas.
Chiloé es uno de los lugares más lluviosos de Chile pero los habitantes de cientos de localidades de la isla no tienen acceso al agua en sus viviendas y deben abastecerse con camiones aljibe. Sin embargo, en localidades como Nal Alto y Catruman, se implementó un innovador sistema de abastecimiento comunitario de agua que trae grandes beneficios a la comunidad y servicios públicos. Una inversión que a corto plazo entrega una solución hídrica a cientos de hogares y produce un ahorro considerable a los municipios involucrados y, por consiguiente, al gasto estatal.
Según datos oficiales de la Subsecretaría del Interior, en Chile, durante los tres primeros meses del 2022, se gastaron casi 10 mil millones de pesos en camiones aljibe. Garantizar el agua a comunidades es algo urgente y necesario pero las soluciones a este problema se han basado en alternativas de emergencia, costosas, que no son sustentables en el tiempo y dependen de la entrega de agua a través de camiones aljibe.
Una luz de esperanza a esta problemática nace de los casos comunitarios de Catruman y Nal Alto. Ambos, ubicados en la península de Lacuy, Ancud, llevaron a cabo una red comunitaria de agua, logrando abastecer a la totalidad de sus habitantes con agua potable y dejando de depender a los camiones aljibe para acceder a este vital elemento.
Ambas iniciativas contemplaron la construcción de una red de agua utilizando una vertiente del sector, con la participación activa de la comunidad para la construcción de la red, el cuidado y mantención de ésta y gestión del ecosistema. Para concreción de los proyectos se necesitó que una persona de la comunidad tuviese una fuente de agua que no se secara en el verano y estuviese dispuesta a compartirla con el resto.
Estas iniciativas han significado para el Municipio de Ancud, hasta el momento, un ahorro de casi 80 millones de pesos. En un año más, las dos redes sumadas aportarán al Municipio un ahorro superior a lo que éste gasta en el abastecimiento por camiones aljibe para toda la comuna.
Si estos modelos de gestión comunitaria de agua se replicarán en otras localidades de la isla o inclusive en otras partes del país, el alto gasto que se invierte en camiones aljibe se reduciría considerablemente, permitiendo que esa inversión se utilice en otras necesidades de la comunidad.
Nal Alto, un ejemplo de trabajo comunitario y colaborativo
“En Nal Alto se requiere un volumen diario de agua de al menos 15.000 litros, lo que incluye el consumo humano y animal. Si agregamos la necesidad de riego para invernaderos y huertas, se puede estimar un volumen cercano a los 20.000 litros diarios de agua para uso familiar diario” según explica Fernanda Villarroel, directora proyecto Red comunitaria de agua Nal Alto.
Gracias a la implementación de la red comunitaria de Agua Nal Alto, las familias de la localidad cuentan con sus necesidades satisfechas. El proyecto, finalizado a principios de mayo de este año, contó con la participación de toda la comunidad, logrando abastecer a 34 grupos familiares y dos servicios públicos: la escuela y la posta rural de Nal Alto, beneficiando a más de 1.500 personas.
El proyecto, que fue apoyado por el programa Fondo Común de Fundación Lepe y el municipio de Ancud, y ejecutado por Chiloé Activo a través de su equipo de trabajo “Agua Nueva”, contempló la construcción de una red comunitaria de agua utilizando una vertiente del sector con la participación activa de la comunidad. Esto significó el reconocimiento de una fuente local de agua, el diseño de la red de abastecimiento, el listado de materiales y presupuesto estimado; se consiguen los apoyos monetarios y logísticos necesarios, la construcción de zanjas, embalse, instalaciones hidráulicas, etc., que permiten en un corto plazo dar una solución definitiva y sustentable al problema hídrico para miles de personas.
Rolando Rojas, ingeniero del equipo de Agua Nueva, enfatizó que “nosotros no llegamos con la idea de entregarles agua sino que ellos tenían que trabajar con nosotros fuertemente, mano a mano, realizando el codiseño de la red de abastecimiento y concretándola. También debían aprender sobre los ecosistemas, haciendo partícipe a toda la comunidad”.
Carlos Vargas, habitante de Nal Alto, quien puso a disposición de la comunidad su vertiente, enfatizó la importancia del trabajo colaborativo y comunitario en el cierre del proyecto: “Nuestra comunidad hoy está fortalecida. Este proyecto nos unió, desarrolló la confianza entre nosotros. Es nuestro deber ayudar a otras localidades que buscan lograr lo que nosotros logramos juntos y transmitir nuestro aprendizaje y experiencia”.
Por su parte, la directora ejecutiva de Fundación Lepe, Verónica Morales, explicó que “los proyectos como la Red Comunitaria de Agua de Nal Alto, representa al tipo de iniciativas que busca promover el programa Fondo Común de Fundación Lepe, pues constituye una herramienta colectiva de adaptación al contexto global de escasez hídrica, lo cual implica poner en el centro las capacidades de gestión de las comunidades, bajo los lineamientos de bien común, colaboración, integración, responsabilidad y fortalecimiento del tejido socio-ambiental, alcanzando así escenarios regenerativos y sustentables. La implementación de esta red y de otras, son soluciones factibles de realizar frente a la crisis hídrica que se vive en cientos de localidades rurales aisladas de Chile, a bajo costo, con un rol protagónico en la comunidad, fortaleciendo la gobernanza del agua y donde se respeta y valora los ecosistemas presentes”.